Ha pasado tanto tiempo que ya no sé si habrá alguien por este mundo virtual, me refiero al de los blogs, que se pare a leer esta entrada y/o ver mis trabajos de foto bordado. Mi vida en este año ha dado un pequeño giro, de esos que no asustan pero te despeinan un poco. De lo feo y desagradable no vale la pena que escriba, pero de lo bonito e ilusionante si.
Ya tengo un taller propio. Un espacio donde pintar, escribir, bordar, leer, pensar...y es algo fundamental para crear mi mundo plástico propio. Sin ruidos, sin interferencias. Un lugar donde dar forma a las ideas.
Hace dos años descubrí el bordado y después el foto bordado y como no podía ser de otra manera me he puesto con ello. A aprender y bordar durante horas sin dejar de lado la escritura y la pintura.
El bordado es una expresión artística lenta, pausada. Requiere tranquilidad, tiempo. Y eso lo he conseguido sin taller y ahora lo estoy explotando en él.
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